PRÓLOGO DEL ALCALDE DE TERRASSA SR. JORDI BALLART
Celebrar el 50 aniversario del barrio terrassense de Can Parellada es una excelente oportunidad para mirar atrás y recordar todo lo
que ha ido forjando la identidad y la historia de nuestra ciudad. La
masía de Can Parellada es el nexo de unión entre el pasado más remoto de este territorio situado en el margen izquierdo del arroyo de las Arenas: a finales de los años sesenta es aquí donde se empezaron a construir los primeros edificios que formarían el barrio, en un entorno de precariedad, de nula planificación urbanística y de carencias importantes en cuanto a servicios y comunicaciones.
Desgraciadamente, en la Terrassa de las últimas décadas del franquismo había muchos barrios con problemáticas similares a la de Can Parellada. Barrios de personas y familias trabajadoras, que buscaban mejorar su calidad de vida a pesar de tener recursos económicos muy limitados, ya las que la especulación urbanística y la irresponsabilidad de las administraciones de aquella época llevaron a vivir a barrios que no cumplían con unos mínimos requisitos de urbanización y servicios.
Por ello, las asociaciones de vecinos y vecinas fueron y son herramientas fundamentales para luchar e ir ganando progresivamente pequeñas o grandes mejoras en toda la ciudad. La de Can Parellada, en concreto, ha sido siempre un instrumento cívico y participativo esencial para impulsar el bienestar y la mejora del barrio, para consolidar la convivencia y la identidad y para progresar.
La llegada de la democracia municipal, en 1979, fue decisiva para iniciar la transformación de Can Parellada, en paralelo a la de todos los barrios de la ciudad. Algunos hitos esenciales fueron, por ejemplo, la construcción del puente, el CAP Antoni Creus, la escuela Francisco Aldea, el IES Egara, el Casal de Barrio de Can Parellada, la eliminación de las líneas de alta tensión, la consolidación del Club Deportivo Can Parellada ... y muchas, muchísimas otras mejoras, pequeñas o grandes, que han significado ganancias en calidad de vida para todos y un fortalecimiento de la identidad del propio barrio. Uno de los compromisos fundamentales del Ayuntamiento de Terrassa es precisamente garantizar que los diferentes barrios de nuestra ciudad tengan una calidad de vida y un nivel de equipamientos similar, que no haya barrios de primera ni de segunda, para que Terrassa sea una ciudad territorialmente equilibrada y socialmente cohesionada.
Desde los años ochenta, esta política territorial ha sido una constante en toda la ciudad y ha dado unos frutos extraordinarios que, justamente ahora, cuando celebramos el cincuentenario del barrio, podemos ver y valorar en su conjunto. Es evidente que hay que seguir insistiendo en esta línea en el futuro, a medida que dejamos atrás los efectos de la crisis económica, que ha supuesto una reducción de las inversiones y una priorización del bienestar social, la educación y la promoción económica al conjunto de la ciudad para luchar contra el paro, contra la exclusión y contra las desigualdades. En cualquier caso, la historia de estos cincuenta primeros años del barrio de Can Parellada debe incluir forzosamente un reconocimiento y un homenaje a sus vecinos y vecinas, a todas las generaciones que se han comprometido con el barrio y con la ciudad de Terrassa, que han trabajado y luchado para mejorar las cosas, para crear actividades deportivas, culturales, sociales y de ocio, para preservar la identidad y para construir un futuro de progreso.
Este libro recoge gran parte de esta historia a través de imágenes, vivencias y recuerdos que constituyen un extraordinario ejercicio de memoria colectiva y una buena ocasión para mirar atrás, hacer balance y valorar la evolución de un barrio vivo y dinámico , que mira hacia adelante con el orgullo de la transformación impulsada y con la pasión por mejorar la vida de las personas y para hacer hincapié propio de Can Parellada en el corazón de la identidad y
la historia común de la gran ciudad que es Terrassa .
¡Por muchos años a todas y todos!
que ha ido forjando la identidad y la historia de nuestra ciudad. La
masía de Can Parellada es el nexo de unión entre el pasado más remoto de este territorio situado en el margen izquierdo del arroyo de las Arenas: a finales de los años sesenta es aquí donde se empezaron a construir los primeros edificios que formarían el barrio, en un entorno de precariedad, de nula planificación urbanística y de carencias importantes en cuanto a servicios y comunicaciones.
Desgraciadamente, en la Terrassa de las últimas décadas del franquismo había muchos barrios con problemáticas similares a la de Can Parellada. Barrios de personas y familias trabajadoras, que buscaban mejorar su calidad de vida a pesar de tener recursos económicos muy limitados, ya las que la especulación urbanística y la irresponsabilidad de las administraciones de aquella época llevaron a vivir a barrios que no cumplían con unos mínimos requisitos de urbanización y servicios.
Por ello, las asociaciones de vecinos y vecinas fueron y son herramientas fundamentales para luchar e ir ganando progresivamente pequeñas o grandes mejoras en toda la ciudad. La de Can Parellada, en concreto, ha sido siempre un instrumento cívico y participativo esencial para impulsar el bienestar y la mejora del barrio, para consolidar la convivencia y la identidad y para progresar.
La llegada de la democracia municipal, en 1979, fue decisiva para iniciar la transformación de Can Parellada, en paralelo a la de todos los barrios de la ciudad. Algunos hitos esenciales fueron, por ejemplo, la construcción del puente, el CAP Antoni Creus, la escuela Francisco Aldea, el IES Egara, el Casal de Barrio de Can Parellada, la eliminación de las líneas de alta tensión, la consolidación del Club Deportivo Can Parellada ... y muchas, muchísimas otras mejoras, pequeñas o grandes, que han significado ganancias en calidad de vida para todos y un fortalecimiento de la identidad del propio barrio. Uno de los compromisos fundamentales del Ayuntamiento de Terrassa es precisamente garantizar que los diferentes barrios de nuestra ciudad tengan una calidad de vida y un nivel de equipamientos similar, que no haya barrios de primera ni de segunda, para que Terrassa sea una ciudad territorialmente equilibrada y socialmente cohesionada.
Desde los años ochenta, esta política territorial ha sido una constante en toda la ciudad y ha dado unos frutos extraordinarios que, justamente ahora, cuando celebramos el cincuentenario del barrio, podemos ver y valorar en su conjunto. Es evidente que hay que seguir insistiendo en esta línea en el futuro, a medida que dejamos atrás los efectos de la crisis económica, que ha supuesto una reducción de las inversiones y una priorización del bienestar social, la educación y la promoción económica al conjunto de la ciudad para luchar contra el paro, contra la exclusión y contra las desigualdades. En cualquier caso, la historia de estos cincuenta primeros años del barrio de Can Parellada debe incluir forzosamente un reconocimiento y un homenaje a sus vecinos y vecinas, a todas las generaciones que se han comprometido con el barrio y con la ciudad de Terrassa, que han trabajado y luchado para mejorar las cosas, para crear actividades deportivas, culturales, sociales y de ocio, para preservar la identidad y para construir un futuro de progreso.
Este libro recoge gran parte de esta historia a través de imágenes, vivencias y recuerdos que constituyen un extraordinario ejercicio de memoria colectiva y una buena ocasión para mirar atrás, hacer balance y valorar la evolución de un barrio vivo y dinámico , que mira hacia adelante con el orgullo de la transformación impulsada y con la pasión por mejorar la vida de las personas y para hacer hincapié propio de Can Parellada en el corazón de la identidad y
la historia común de la gran ciudad que es Terrassa .
¡Por muchos años a todas y todos!
Jordi Ballart i Pastor
Alcalde de Terrassa
Alcalde de Terrassa
LOS PRIMEROS TIEMPOS
--------- El nombre del barrio proviene de la masía del Siglo XVI que era propiedad de los hermanos Parellada. Está situada a la derecha de la riera de las Arenas. En ella se han encontrado
importantes restos arqueológicos del Siglo III. aC. En la otra banda de la riera, en terrenos de la masía, hacia finales de 1967 comienza a surgir una urbanización precaria con un bloque de pisos construido por FOPINSA, que fue el primero de muchos otros que configuraron este barrio extremo de la ciudad, hasta no hace mucho con conexiones difíciles con Terrassa. El proyecto de urbanización del barrio es de finales de la década de 1980, cuando se construyó el puente de Can Parellada, que permitía el enlace con el resto de la ciudad.
importantes restos arqueológicos del Siglo III. aC. En la otra banda de la riera, en terrenos de la masía, hacia finales de 1967 comienza a surgir una urbanización precaria con un bloque de pisos construido por FOPINSA, que fue el primero de muchos otros que configuraron este barrio extremo de la ciudad, hasta no hace mucho con conexiones difíciles con Terrassa. El proyecto de urbanización del barrio es de finales de la década de 1980, cuando se construyó el puente de Can Parellada, que permitía el enlace con el resto de la ciudad.
Can Parellada es la masía que da nombre a un barrio de Terrassa situado en el margen izquierdo de la Riera de las Arenas. En sus alrededores se han se han localizado restos ibérico-romanos del S.III aC (un horno de cocer cerámica). Los orígenes escritos se remontan al S. XIV que aparece en los censos de Terrassa desde 1457, en que se nombra como propietario a Bertomeu Parellada. En 1558 figura como propietaria la viuda Parellada. En el archivo de Terrassa se conserva un plano de heredad de Francesc Parellada y su entorno, que en aquella época era un pagés de la parroquia de Sant Pere, zona de fuera de Terrassa. El plano en cuestión fue hecho por Joan Surís el año 1776 y es muy interesante la información que ofrece de esta zona en la que podemos ver la existencia de otros masos ya desaparecidos. El mas Parellada era de propiedad alodial (antiguo régimen de propiedad de bienes inmuebles) del monasterio de Sant Cugat del Vallés y comprendía un territorio extenso que dependía de diversas instituciones eclesiásticas, del castlá(encargado de guardar) de Terrassa y de la casa de Sentmenat. Este territorio incluía los masos Parellada, Boneixida, Riambau y Soler. El fondo de archivos de la casa (1542-1896) fue donado a la ciudad de Terrassa por los herederos de la familia Parellada el año 2.000 y se conserva hoy en el Archivo Municipal. La masía actual es del siglo XVIII y hoy se encuentra en mal estado de conservación situada en un cerro en medio de un polígono industrial que no le da ninguna vistosidad. Uno de los elementos destacables de la masía es que aún conserva “l`antic barri” y una mina de agua procedente de Can Barba, que, atravesando la Riera de las Arenas llega hasta la misma masía de Can Parellada, pasa por la antigua carretera Gracia-Manresa y atraviesa la finca de Can Guitard de la Riera.
La masía al largo de los años ha ido perdiendo sus antiguos terrenos de cultivo (viñas, huertos, cereales y cultivo de tabaco). Otros terrenos fueron ocupados para hacer naves industriales y hacia los años 60 se hicieron servir por la empresa Fopinsa para construir los primeros cuatro bloques de pisos. Los campos donde se construyó el barrio estaban destinados al cultivo de viñedos, productos hortícolas y tabaco. Tanto la finca como la zona donde se construyó el barrio eran extraordinariamente ricas en corrientes subterráneas de agua que daban origen a numerosas fuentes y humedales. Hay que destacar, por lo curioso, que a pesar de la
riqueza agrícola de la finca, uno de los hermanos Parellada quiso introducir innovaciones e instaló una granja de conejas blancas para la explotación de su pelo (ilimitación al de tipo Angora). Pero las conejas recibían por las noches la visita de los conejos autóctonos y, para desgracia del buen hombre, los gazapos nacían cada vez con el pelo más oscuro. La quiebra fue inminente y tuvieron que cerrar la granja. A mediados del año 1967 comenzaron a llegar los primeros habitantes de Can Parellada al Bloque 1 que era el único que estaba terminado. Emilio Sánchez (Emidur), Petronila García, Santiago Moreno, Manuel García, Mari Carmen Hidalgo, Francisco Arenas (padre de Zoco), Antonio (el Chaqueta).... y otros muchos más llegados de distintas provincias españolas empezaron a escribir con esfuerzo, sacrificio e ilusión la historia de nuestro barrio que ha llegado estos días a su 50 Aniversario.
Ni que decir tiene que los primeros años fueron muy difíciles ya que la mayoría de las familias llegaban con lo puesto y hubo que hacer muchos sacrificios para poder alcanzar un nivel de vida acorde con lo que se pretendía en aquellos tiempos.
Yo de aquella primera época destacaría en el aspecto social la camaradería y el respeto que había entre sus habitantes.
Todos nos conocíamos y nos ayudábamos unos a otros dentro de nuestras posibilidades. Nunca faltaba un ¡¡Buenos días!! o un ¡¡Hasta luego, qué lo pases bien!! El día 30 de noviembre de 1968 en nuestro incipiente barrio se produjo un acontecimiento que no quiero pasar por alto: Nació el primer bebé de Can Parellada. Fue la niña Agustina Agudo Romero hija de Jacinto y Angelita. La noticia fue recibida con gran alegría y alborozo e incluso Fopinsa y los vecinos le hicieron un montón de obsequios y le regalaron una medalla conmemorativa. Como la mayoría de los habitantes que iban ocupando los pisos eran personas jóvenes que se casaban en cuanto tenían vivienda y trabajo la cigüeña tenía que hacer horas extraordinarias en sus continuos vuelos a Can Parellada.
Los medios de comunicación eran muy escasos. Sólo existía la Gua Gua de la empresa Sarbús conducida por Clemente Morato que hacía el recorrido Can Parellada-Montserrat-Rubí dos veces por la mañana y otras dos por la tarde. La compra de los vehículos particulares era escasa porque había otras prioridades más necesarias por atender y además el trabajo abundaba cerca de los domicilios.
En un principio las masías colindantes abastecían a los primeros canparellenses de los productos básicos como eran la fruta, huevos, carne y leche. Las más cercanas eran Can Sabater de la Muntanya, Can Sabater del Torrent y Can Esteve.
El pan, el vino y aceite los traía en una furgoneta el Sr. Cazorla hasta que se inauguró una tienda en el Bloque 1 regentada por la Sra. Carmen "La francesa".
Posteriormente la tienda de Carmen pasó a José Pérez y a su Sra.
que la mantuvieron abierta hasta su jubilación. Un par de años más tarde entró en funcionamiento Autoservicios Milla, también en el Bloque 1. Supuso una gran novedad porque, además de ultramarinos, vendían productos cárnicos. En la esquina del mismo bloque se inauguró la primera panadería de la Sra. Paquita que posteriormente fue regentada durante un montón de años por su sobrina Paca. El año 1971 solamente en los cuatro bloques nacieron 40 niños. ¡¡Lo mismo que ahora!! Como el Ayuntamiento no se hacía cargo de la Urbanización porque "era privada" los mismos vecinos se encargaban de la limpieza y conservación del barrio.
Diciembre de 1971 MEMORIA DE LA LUCHA ANTIFRANQUISTA EN TERRASSA
….Los conatos de manifestación continuaron durante el resto del mes de diciembre hasta que se conoció la conmutación de la pena de muerte -dictaminada en un en el último momento por el general Franco- por una condena a cadena perpetua. El 29 de diciembre por la tarde la policía disuelve una manifestación en el centro de la ciudad donde los inspectores de la Brigada Político Social detienen al trabajador de la construcción Manuel Rodríguez Balmiza. Este militante de Comisiones Obreras era vecino de Can Parellada, un barrio en formación constituido por cuatro bloques de pisos donde coincidió con otros militantes del PSUC, Antonio Merino, Francisco Cazorla López, Gerardo la Cueva Lasheras, José Plaza Gabarrón, Francisco Lucas, Antonio Ropero y Francisco Luna que habían llegado a vivir con sus familias procedentes de otros lugares cómo el Torrente de la Maurina, Montserrat o Can Anglada. Como parte integrante de su compromiso de lucha contra la dictadura este grupo de militantes comunistas articularon el primer movimiento vecinal en Can Parellada a principios de la década de los 70 reivindicando que el barrio fuera reconocido como un espacio urbano y no residencial ni privado por parte del Ayuntamiento exigiendo una mejora urbanística y el establecimiento de un transporte público así cómo luchando para conseguir que el barrio tuviese unos equipamientos básicos en materia educativa y sanitaria. Poco tiempo más tarde con la construcción de otros grupos de viviendas, más militantes del PSUC y de la Juventud Comunista de Cataluña José López Neiro -José López Rodríguez y Gabriel Llamas, entre otros, dieron soporte a la dinamización social del barrio.
A todos ellos les llegaba la prensa y propaganda clandestina del partido mediante los contactos que recibían de Miguel Rodríguez, un militante que vivía en las Fonts y que hacía servir su casa como estafeta en aquella zona de Tarrasa. Además de Manuel Rodríguez Balmiza que había estado detenido directamente en la calle cuando se disolvía la manifestación por la amnistía y anulación de las penas de muerte, la policía va a hacer una batida policial contra los militantes que supuestamente habían participado en el acto de protesta de la noche del 29 de diciembre. En los primeros días de enero de 1971 coincidieron en el depósito carcelario de San Lázaro después, de pasar por las dependencias policiales, Manuel Fernández Medina, José García Cabrera, Juan Martínez Martínez, Pedro Pardo….. Otros vecinos cómo eran Ginés Gil y Jesús Moreno, sin una militancia política activa en esta primera etapa de crecimiento del barrio, se implicaron activamente en las iniciativas de la Asociación de Vecinos de Can Parellada… (Del libro Combate por la libertad de José Luis Lacueva, Manuel Márquez y Lourdes.Plans) =========================================== Recuerdo que el año 1972 se hizo una limpieza general en la que prácticamente participaron todos sus habitantes.
En junio de ese mismo año tuvo lugar la primera Fiesta Mayor (o Verbena de San Juan) de Can Parellada. Se engalanó la plaza de Iberia con guirnaldas y farolillos. Hubo una gran asistencia de público, incluso de los barrios cercanos de Can Palet, Montserrat y Les Fonts.
La AVV organizó los festejos sin tener ni una sola peseta. Para el baile se contrató a un conjunto de Sant Boi y cerró el festejo Matilde “la Galleguita” que era una artista de cierto renombre en aquella época. Con la rifa de un cerdito y la colaboración de los bares se pudieron sufragar los gastos. La escolarización de aquellos primeros años fue bastante complicada. Los vecinos comenzaron a movilizarse y frecuentemente podían verse a numerosas madres desplazándose por la carretera de Rubí con los niños en sus cochecitos para manifestarse delante del Ayuntamiento de Terrassa pidiendo soluciones para el problema de la docencia. El Ayuntamiento puso un autobús para trasladar gratis a los niños de Can Parellada a la Fundación Busquets y a otros centros escolares de Terrassa donde se les impartían clases.
De la Cueva con su famoso camión Ebro en aquellos primeros tiempos
RECUERDOS DE MARI CARMEN:
Mari Carmen era una niña de siete añitos que hacía sólo unos meses había llegado de Extremadura en compañía de su familia.
¡¡Venga, date prisa!! Hoy vas a llegar tarde y ya sabes que "el Piojo" no espera-le gritó su hermana Rosa desde la cocina donde le estaba preparando una taza de café con leche y unas tostadas de pan. La pequeña salió del lavabo y en un momento dio buena cuenta del apetitoso desayuno.
Engracia, su madre, le acompañó hasta la parada del "Piojo", así era conocido popularmente, no sé si por los saltos que daba o por qué otro motivo, el viejo autobús que cada día llevaba y traía a los niños en edad escolar de Can Parellada a la Fundación Busquets de Terrassa para que les impartieran clase. Llegaron a la parada y el autobús no había llegado. Como el día era frío y lluvioso madre e hija tuvieron que refugiarse en la entrada del Bar Can Parellada hasta que por fin apareció “el Piojo” y el grupo de alumnos emprendió camino hacia la Fundación.
A Mari Carmen el edificio, la clase y sobre todo el patio les parecían enormes. Aunque recordaba continuamente la escuela y a las compañeras de su pequeño pueblo extremeño se estaba adaptando con rapidez a su nueva situación y, tanto las monjas como sus padres, estaban muy contentos con sus progresos educativos. A pesar de todo la niña no comprendía ciertas cosas y cada noche, cuando se sentaban en la mesa para cenar, bombardeaba a sus progenitores con numerosas preguntas. -"Padre:¿Por qué nosotros tenemos que coger un autobús para ir al colegio y los demás no?"- -"Te tienes que dar cuenta Mari Carmen que este barrio es nuevo y aún está construyéndose. Más adelante se abrirán algunos colegios para que los niños no tengan que desplazarse"-le contestó su padre. -¿Y por qué no construyeron el colegio antes que los edificios?- Ésta pregunta se quedó sin respuesta. -"Tampoco comprendo por qué en la Fundación los alumnos estamos divididos en dos grupos: “Los internos” y "los de fuera"- el padre le contestó diciéndole que eso no tenía demasiada importancia. -"Para mí sí que la tiene"- le replicó la pequeña. "En el comedor a ellos les ponen la comida en un plato de cristal y a nosotros en uno de plástico. Y por la tarde a la hora de la merienda ellos se ponen los primeros de la fila para coger el pan y el chocolate y en cambio a nosotros, que vamos los últimos, muchas veces no nos toca porque no hay raciones suficientes"- el padre le contestó que a él siempre le habían enseñado que "es de bien nacidos ser agradecidos" y si las monjas actuaban así sería porque no tendrían otros medios a su alcance.
A la niña no le convencieron estas explicaciones y siguió cenando....... (Mari Carmen Tena Martín).
1981-Alumnos de Primaria de Can Parellada
1-Manolo Ortiz- 5-Silvia Gracia, 9-Eli, 10-Tamara, 11-¿Sergio Fernández?, 12-Alberto Salido, 15-Agustín, 16-Diego, 17-Cristian, 20-Damelsa, 21- Juan Aº López Zarza, 22-Anabel ClaresTapia, 23-Raúl, 24-Germán, 26-Jéssica Fenoy. (La profesora era Cristina)
El agua que se suministraba en aquellos primeros tiempos provenía de un enorme pozo que había al otro lado de la Riera. Cuatro motores bombeaban el agua al depósito de la zona industrial y al de Can Parellada situado en la parte alta de las torres. Desde allí el agua bajaba a Can Parellada por su propio impulso a consecuencia del desnivel. Los encargados del agua eran Francisco Barbosa y Manuel García.
Posteriormente Francisco marchó a Francia y le sustituyó Bertomeo Osorio. En la intersección de las calles Francia y América, más o menos por donde está la Clínica Dental, se hizo una perforación de más de cien metros de profundidad para el abastecimiento de agua al barrio pero tuvieron que cegarla porque aunque el agua era abundante salía mezclada con arena y entorpecía el funcionamiento de las bombas de extracción.
Al jubilarse Manuel García el abastecimiento del agua de Can Parellada pasó a la Mina de Aguas de Terrassa que compró a Fopinsa sus instalaciones.